La baja, media y alta Guajira turística

La Guajira en Colombia tiene razones para despertar interés del turismo

La Guajira es una región fascinante con recursos naturales, turísticos, culturales, históricos como pocos en Colombia, su aparente aislamiento y abandono es una paradoja.

Está llena de paradojas, la Guajira es fascinante, es mejor detenerse para entenderla mejor. Su localización geográfica y su misma geografía, condicionan la visión que tenemos de ella, porque es la aproximación a una esquina, de ahí para allá hay solo desierto y mar. Pero es solo una lógica sensación, dividida en tres definidas y caracterizadas regiones, la baja, media y alta Guajira, cada una de ellas con características peculiares.

Mar del Cabo de la Vela en la Guajira

 

La baja Guajira se aproxima a lo que conocemos en el resto de Colombia, pueblos calurosos, animados, con economías de agricultura y ganadería, con influencia de La Sierra Nevada de Santamarta, nido de juglares vallenatos y leyendas inmemoriales, minería que deja el sinsabor de su aparente beneficio y marca con una cicatriz ferroviaria de sur a norte la región.

En seguida encontramos la Guajira media, y más al norte, nos sorprende de pronto porque quedan atrás los ríos, la exuberante vegetación, La Sierra como referente y pasamos a bosques ralos de Trupillos y la arena amarilla que los rodea, que en su laberinto ocultan las famosas rancherías, por el que transcurren ‘”chivas” (rebaños de ovejas y cabras) y se evidencia la poderosa y orgullosa cultura Wayuu que se manifiesta por kilómetros altiva y colorida. El eje horizontal de Riohacha a Maicao, marca la lejanía a la que nos estamos adentrando, de ahí hacia el norte, Uribia como la capital indígena de Colombia, y así se siente al recorrerla calurosa, colorida, impenetrable. Continuamos por Manaure, majestuosa por sus salinas y a la vez desgastada y corroída por las mismas, de ahí para adelante nos topamos con corregimientos, miles de rancherías, escasos jagueyes – pozo o zanja llena de agua -, mares de todos los colores, arenas que no se quedan atrás, vías polvorientas y fantasmas de asfaltos, postes de energía sin cables, torres de comunicaciones, parques eólicos y una gran inmensidad de tierra.

El Cabo de la Vela que se antoja remoto, más por las vías que por su lejanía, marca con su maravillosa serranía del Carpintero, el inicio de la Guajira alta, donde el mar, arenas, dunas y la rebelde Macuira que se sitúa en un lugar que no parece para ella, dominan el paisaje.

Los azules del mar de la Guajira, las amarillas e intensas arenas que llegan hasta él, el verde de la selva tropical húmeda en medio de un desierto, conforman una paradoja fantástica de la naturaleza.

Serranía el carpintero en la Guajira

Cuando logras acercarte a los indígenas wayúu, te das cuenta que son amables, resilientes y que poseen buen humor. Pertenecientes a una sociedad matriarcal se mueven en intrincadas relaciones jerárquicas familiares y tradicionales, conservan su lengua wayuunaiki, su vida está marcada por la incertidumbre de la disponibilidad del agua, son pescadores, ganaderos, y hábiles y coloridos artesanos del tejido de las famosas mochilas, chinchorros y sombreros.

Mochilas de los wuayúu en la Guajira

 

El extremo norte de Colombia, es decir la Guajira, es todo un mundo, un mundo maravilloso por descubrir, Gaita Travel sabe de eso, puedes descubrirlo con nosotros.

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